SONRIAN PADRES; SONRIAN MAESTROS.

"ALGUNOS PADRES, Y ASIMISMO, ALGUNOS MAESTROS, PARECEN HABER OLVIDADO QUE ELLOS TAMBIEN FUERON NIÑOS.  SON SOLEMNES, FRIOS, Y NO SON SIMPATICOS...  SUS ROSTROS HABITUALMENTE TIENEN UNA EXPRESION SERIA Y REPROBADORA.  LA ALEGRIA O LAS TRAVESURAS INFANTILES, LA INQUIETA ACTIVIDAD DE LA VIDA JOVEN, NO ENCUENTRAN EXCUSA ANTE SUS OJOS.  LAS TRAVESURAS INSIGNIFICANTES NO DEBEN SER TRATADAS COMO TRANSGRESIONES GRAVES.  ESTA DISCIPLINA NO ES LA DE JESUS.  LOS NIÑOS EDUCADOS EN ESTA FORMA TEMEN A SUS PADRES O MAESTROS, PERO NO LOS AMAN; NO LES CONFIAN SUS EXPERIENCIAS INFANTILES.  ASI SE MATAN ALGUNAS DE LAS CUALIDADES MAS VALIOSAS DE LA MENTE Y EL CORAZON.

SONRIAN, PADRES; SONRIAN MAESTROS.  SI SU CORAZON ESTA TRISTE, QUE SU ROSTRO NO LO MANIFIESTE.  QUE LA LUZ DE UN CORAZON AMANTE Y AGRADECIDO ILUMINE SU ROSTRO.  ABANDONEN SU SOLEMNIDAD DE HIERRO, ADAPTENSE A LAS NECESIDADES DE LOS NIÑOS, Y HAGAN QUE LOS AMEN.  DEBEN GANAR SU AFECTO SI QUIEREN IMPRESIONAR SUS CORAZONES CON LA RELIGION"  (Ellen White, La conducción del niño).

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