Cuando hay choque de voluntades

"La madre debe comprender que Dios es su ayudador, que el amor es su éxito, su poder.  Si ella es una cristiana sabia, no tratará de dominar por la fuerza la voluntad del niño.  Orará y mientras ore, experimentará una renovación de la vida espiritual dentro de sí.  Y verá que al mismo tiempo el poder que obra en ella también está obrando en el niño.  Y el niño, en vez de ser forzado, es dirigido y se hace más suave.  Así se gana la batalla.  Cada pensamiento bondadoso, cada acto paciente, cada palabra de sabia sujeción es como manzana de oro con figuras de plata.  La madre ha ganado una victoria más preciosa de lo que puede expresar el lenguaje.  Tiene luz renovada y una expriencia mayor.  La "luz verdadera, que alumbra a todo hombre" de este mundo ha sometido la volutnad de ella.  hay paz después de la tormenta, como el sol que brilla después de la lluvia".  (Ellen White, La conducción del niño).

ENSEÑEN A COCINAR A SUS HIJOS

"No descuiden el enseñar a sus hijos a cocinar.  Al hacerlo, les imparten prin cipios que deben tener en su educación religiosa.  Al dar a sus hijos lecciones de fisiologia y al enseñarles a cocinar con sencilles, y sin embargo, con habildiad, están colocando los fundamentos de la más últil rama de la educación.

Hay religión en cocinar bien.  Hay que tener cuidado con la ignorancia o descuido en aprender a cocinar.

Muchas madres no comprenden la importancia de estas ramas del conocimiento y antes de darse la molestia y el cuidado de instruir a sus hijos y soportar sus fracasos y errores mientras aprenden, prefieren hacerlo ellas mismas.  Y cuando sus hijos fracasan en sus esfuerzos, se alejan con estas palabras:  "no vale la pena; no podés hacer esto o lo otro; me complicás y molestás más de lo que me ayudás".

Así rechazan los primeros esfuerzos de las que están aprendiendo, y el primer fracaso enfría tanto su interés y ardor por aprender, que tienen temor de hacer otra prueba y se dispondrán a hacer otras tareas domésticas pero no cocinar.  En esto la madre cometió una gran falta.  Debiera haberlos instruido pacientemente para que, por medio de la práctica, puedieran haber obtenido una expriencia que eliminara la falta de habilidad y remediara los movimientos incapaces de los niños con falta de experiencia".  (Ellen White, La conducción del niño).